Formación Inicial

La comunión fraterna es nuestro primer apostolado y la alegría con que vivimos nuestra vocación en comunión las demás es la expresión fehaciente de que somos llamadas por el Señor a colaborar con Él en la construcción del Reino. Esta ha de ser nuestra primera animación vocacional.

“Ustedes no me escogieron a mí, fui yo quien los escogí a ustedes y los he puesto
para que produzcan frutos y ese fruto permanezca” (Jn. 15,16). 

La exhortación Vita Consecrata concede una atención especial a la formación de quienes aspiran a consagrarse al Señor, reconociendo su decisiva importancia para la fidelidad en la vocación recibida y la vitalidad de los Institutos. El proceso de formación busca preparar a la persona para la consagración total de sí misma a Dios en el seguimiento de Cristo, al servicio de la misión. Decir «sí» a la llamada del Señor, asumiendo en primera persona el dinamismo del crecimiento vocacional, es responsabilidad inalienable de cada llamado, el cual debe abrir toda su vida a la acción del Espíritu Santo; es recorrer con generosidad el camino formativo, acogiendo con fe las ayudas que el Señor y la Iglesia le ofrecen (VC 65).

“El fin primordial de la formación es permitir que los candidatos a la vida religiosa y los jóvenes profesos descubran en primer lugar, asimilen y profundicen después, en qué consiste la identidad del religioso. Solamente en estas condiciones, la persona consagrada a Dios se insertará en el mundo como un testimonio significativo, eficaz y fiel” (Orientaciones sobre la formación en los institutos religiosos, No. 6)

San Jose
Patrono del aspirantado

¨ Ayudanos a crecer en Santidad, Fidelidad y Obediencia¨

Santa Rosa de Lima
Patrona del Postulantado

¨Infundenos tu silencio para escuchar a Jesus¨

Santa Teresa de JEsus
Patrona del noviciado

¨Infundenos tu espiritu de oración y silencio¨

La vocación  y compromiso de seguir a Jesús requiere una clara y decidida opción por la formación, la cual tiene como tarea principal ayudar a los miembros del Institutos Religiosos a encontrarse siempre con Cristo (Const. 71) y así reconocer, acoger, interiorizar, y desarrollar la experiencia, los valores que constituyen su propia identidad religiosa (Cf Const. 69) y su misión en el mundo.   

Esta formación ha de ser un proceso integral, que comprenda todas las dimensiones de la persona, todas armonizadas entre sí, en unidad vital (Directorio HHA No. 65). Esta es permanente y dinámica, de acuerdo con el desarrollo de las personas y a la altura del servicio que estamos llamadas a prestar en medio de las reivindicaciones de la sociedad moderna en la que estamos insertas.

Aspirantado San José

La etapa del Aspirantado, es un tiempo de conocimiento mutuo entre la joven y el Instituto, en la que se le ayudará a ir consolidando su opción desde lo que somos y realizamos en el contexto espiritual, humano y cristiano.

En el orden humano, se ofrece a las Aspirantes la posibilidad de terminar los estudios académicos y se les ayuda a potenciar al máximo todas la cualidades, aptitudes y capacidades humanas y cristianas, que le permitan descubrir la llamada vocacional y responder adecuadamente a ella.

“Maestro, Dónde vives” (Jn.1, 38)

Postulantado Santa Rosa de Lima

Es la etapa de la formación inicial, en la que la postulante consolida la experiencia de vivir en comunidad, ahondando en su vida de fe y oración, compartiendo la vida y la misión apostólica de la Congregación y de este modo va adquiriendo la preparación suficiente para comenzar el Noviciado.

“Vengan y verán “(Jn. 1,39). Este es el lema que identifica la etapa del Postulantado y busca una maduración de la vocación de cada Postulante. Jesús invita, convoca a participar de su vida. Las palabras de Jesús son un llamado a compartir su vida, a estar con Él, a conocerlo en forma experiencial. Escuchar la llamada que Dios nos hace ser sus discípulas; para que, siguiéndolo a Él, encontremos la verdadera felicidad de nuestra vida.

“Vengan y verán” (Jn. 1,39)

Noviciado Santa Teresa de Jesús

En esta etapa la novicia se integra a la comunidad y a sus proyectos comunitarios, discierne y profundiza en las motivaciones de su vocación a la luz de su relación personal con el Señor, con mira a comprometerse con el Instituto por medio de la profesión de los Consejos Evangélicos.

Cuando ponemos nuestro corazón en Jesús, todo cambia. A los que Jesús llamó, diciéndoles “vengan y vean”, les ofreció la gracia de unir su corazón a la suya, con profunda admiración y de manera definitiva. Porque a Jesús es imposible conocerle y no amarle y consiguientemente seguirle.

Y se quedaron con El” (Jn. 1,39).

Juniorado Santa Teresita del niño Jesús

“La primera profesión, inaugura una nueva fase de la formación que se beneficia del dinamismo y de la estabilidad que nace de la profesión. En esta etapa la religiosa recoge los frutos de las etapas precedentes y continúa su propio crecimiento humano-espiritual por la práctica animosa de aquello a lo que se ha comprometido” (Const. 98)

Responsable ante Dios, la Iglesia y el Instituto las hermanas se dedican a una formación sistemática, aprovechando todas las oportunidades que se les ofrece de una mejor preparación, para desempeñar con eficacia y fecundidad el apostolado de nuestro Instituto (Const. 99).

“Para que estuvieran con Él y ser enviadas” (Mc. 3,14-15).

“Nada puede importar más que encontrar a Dios; amarlo y seguirlo nos lleva a la plenitud de la alegría”